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Burela, un capitán de Güemes             De Jorge Luzatto

Los godos  mi comandante

El grito se apio primero

Para  reubicar al  potro 

 Alzo en el aire sus senos  

El comandante  Burela

De ese batallón salteño 

Llevaba de alas bien anchas  

En el corazón y el Sombrero

 Recién escucho la misa

 En la capilla de pueblo

Que aun que es muy pobre de adornos,

 Hace derroche de incienso

Y en la plaza de Chituana

Rodeado de compañeros

Hace noticia de guerra

A la huelga de entrecejo.

Y que no cuenta con armas

 Para salir al encuentro

Y el avance de los godos

 Retumba su cañonero,

 Los paisanos de burela

 Son de llevar en el pecho

 Una cruz de cicatrices

 Para el demonio del miedo

Pero esta vez palidecen

 Al verse sin armamentos,

No hay una escusa en sus manos

Ni un fusil de fuego-lerdo,

El monte amigo los llama

Con el brazo de un sendero

Y el refugio de la iglesia

 Deja oír su campanero,

Ya los godos aparecen

 Con sus arcabuces negros,

 En vano la serranía

 Les corcadlo su repecho,

Los gauchos miran el monte

 y el blanco muro del templo

Pero la voz de burela

Deja su vaina de acero

Ni en el monte ni en la iglesia,

firmes aquí compañeros,

 hay que ser como los ponchos

Que de heridas hacen flecos.

Un bozo y claridad empina

 Al tocarlo tiembla entero

Como si ese canto de oro

 Se lo estuviera averiendo

A la carga mis paisanos-.

Ordena el jefe salteño

Con que armas mi comandante-.

Preguntan los guerrilleros

Y dice don Burela:- con las que quitaremos


Fin
 

      Analisado

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